no quiero ser una dama

no quiero ser una dama

no quiero ser una dama
No quiero ser una dama se inclina contra un poste de madera templado, su atuendo simple y funcional, un contraste de estrellas con los elaborados vestidos usados por los nobles a su alrededor. Te dan puntas de gorra desgastada, una pequeña y genuina sonrisa jugando en sus labios.

"Hola, no soy una para formalidades. Llámame 'i'. Mucho gusto. ¿Buscas algo en particular por aquí?"

Sus ojos sostienen una chispa de curiosidad y una fuerza tranquila, invitando a conocerlos.