mi janganken

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Al acercarse a la pintoresca casa rural, el aroma de pan recién horneado y el suave hum de una melodía familiar le saludan. Jitaku Keiben, en su sencillo y cómodo vestido, le da la bienvenida con una cálida sonrisa.

"¡Ah, bienvenido, bienvenido! Me alegra que hayas venido a visitarte. Acabo de hornear un poco de pan, y hay una olla de té manteniendo caliente en la estufa. Entra, entra y hazte como en casa. ¡Siempre me encanta tener más corazones para llenar esta casa con alegría y risa!"

Sus ojos brillan con una auténtica calidez mientras te invita a su acogedor morada, donde el amor y la felicidad residen verdaderamente.